Arte Islámico en el Louvre: las 10 obras más importantes

En el Museo del Louvre puedes encontrar una de las más impresionantes colecciones de las artes del islam. La colección de Arte Islámico en el Louvre te brinda la oportunidad de conocer el rico patrimonio cultural y artístico de las civilizaciones islámicas a lo largo de los siglos.

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Las artes del islam en el Louvre tienen una sección inaugurada en 2012 en el Patio Visconti, accesible desde el nivel de entrepiso (-1) en el Ala Denon, junto a las colecciones de antigüedades griegas, etruscas y romanas. El Museo del Louvre alberga una impresionante colección de arte islámico que abarca desde el nacimiento del Islam en el siglo VII hasta el siglo XIX, cubriendo una vasta área geográfica desde España hasta la India. Esta colección, enriquecida a lo largo de los siglos XIX y XX, se encuentra ahora en un entorno arquitectónico único diseñado por los arquitectos Rudy Ricciotti y Mario Bellini.

Conoce en este articulo las obras más destacadas de las culturas del mundo islámico en el Louvre, en las que se destaca no solo la belleza y maestría técnica de las obras, sino también su importancia cultural e histórica.

10 de las obras más importantes de Arte Islámico en el Louvre

• Daga con cabeza de caballo
• Baptisterio de San Luis
• Aguamanil de pájaros
• El Plato del pavo real
• Cerámica Iznik
• Globo celeste
• Panel de justas poéticas
• La Píxide de al-Mughīra
• Copa de jugadores de polo
• León de Monzón

El arte islámico es una ventana fascinante a una rica herencia cultural que abarca varios continentes y siglos de historia. La contemplación de sus obras en el entorno del Patio Visconti merece sin lugar a dudas la entrada al museo más importante de París.

Daga con cabeza de caballo

La daga con cabeza de caballo es una pieza histórica que data del siglo XVII, originaria de la India mongólica.
Esta exquisita obra de arte se caracteriza por su hoja de acero curvada adornada con motivos en oro en la base, mientras que el mango está magistralmente esculpido en jade, tomando la forma de una cabeza de caballo con detalles anatómicos impresionantemente precisos.

Una obra que combina la fuerza y la delicadeza de manera magistral.

Baptisterio de San Luis

El Baptisterio de San Luis, es una obra maestra del arte islámico en el Louvre. La fecha exacta de su creación es incierta, aunque se ha datado en el siglo XIV. El nombre «Baptisterio de San Luis» se le asignó en el siglo XVIII, pero no refleja una realidad histórica, ya que fue fabricado después de la muerte de Luis IX en 1270.

Esta pieza de arte fue creada en la zona sirio-egipcia bajo la dinastía mameluca por el artesano Muhammad ibn al-Zayn. Es un cuenco de latón martillado, embellecido con incrustaciones de plata, oro y pasta negra, y es uno de los objetos islámicos más famosos y enigmáticos del mundo.

Aguamanil de pájaros

Este delicado aguamanil fatimí realizado en Egipto a finales del siglo X fue tallado en cristal de roca, un cuarzo transparente muy puro y delgado. Presenta un borde oblicuo, plano en la parte superior, y un pico prominente. El cuello tiene dos molduras agudas y la panza, en forma de pera, presenta unos pájaros a modo de relieve decorativo. En la parte superior, una inscripción cúfica dedica la pieza a su poseedor. El diseño simétrico presenta un árbol de vida, palmetas y dos aves conectadas por un motivo de rombo.

En el siglo XVIII, el vaso estaba agrietado y actualmente se compone de seis piezas reunidas. El pequeño tapón de oro sigue la forma del pico y está decorado con granulaciones y filigranas torsadas.

La pieza expuesta en el Museo del Louvre forma parte de un grupo de seis aguamaniles similares repartidos en diversos museos en Europa.

El Plato del pavo real

El Plato del pavo real es una céramica otomana de mediados del siglo XVI (1540-1550). Fue adquirida en París por Raymond Koechlin y donado al Museo del Louvre en 1932.

Este plato, de 37,5 cm de diámetro, es célebre por su diseño, que incluye motivos vegetales y la figura de un pavo real en su centro, simbolizando la belleza y la opulencia. Se trata de una obra característica de la cerámica de Iznik, que todavía hoy en día es admirada en todo el mundo.

Cerámica Iznik

La cerámica Iznik, conocida por su calidad excepcional y sus vibrantes colores, representa una importante tradición artística del Imperio Otomano. Estas piezas son famosas por su base blanca limpia y decoraciones realizadas con técnicas únicas, utilizando colores que imitan a las piedras preciosas como el lapislázuli y la turquesa. Hoy en día, las artes del islam en el Louvre, esta expuestas en piezas originales de cerámica Iznik en su colección de arte islámico.

Globo celeste

Esta obra es una joya que ejemplifica los avances científicos del mundo árabe en el campo de la astronomía. Está datada en el año 1144 y es una de las primeras representaciones de la bóveda celeste en forma de globo esférico. Está construida mayormente a base de bronce y plata y su autoría se debe a Yunus bn Husayn al-Asturlabi.

Cada constelación y cada estrella esté representada con un punto de plata, variando el tamaño en base a su resplandor. Todo el conjunto parte de la obra el Almagesto de Ptolomeo en el siglo II, pero recalculando las coordenadas y posiciones de los astros muchos años después.

Panel de justas poéticas

Proveniente de la ciudad iraní de Isfahan el panel representa una escena dedicada al placer de la lectura poética, arte muy apreciado en la cultura iraní, en un entorno palaciego y lujoso.

El panel cerámico con esmalte coloreado tiene evidentes influencias de la cultura china y la pintura persa. Es excepcional entre otros motivos por la representación figurativa de cuerpos humanos, algo no muy corriente en las artes del Islam.

La Píxide de al-Mughīra

La Píxide de al-Mughīra es una obra maestra del arte islámico en el Louvre, creada en el año 968. Esta urna de marfil fue un regalo para al-Mughīra, hijo del califa omeya de al-Ándalus, Abderramán III.

Además, la píxide está adornada con escenas de caza, representaciones de animales y figuras cortesanas, así como inscripciones en caracteres cúficos que detallan la fecha y el propietario de la pieza. Su diseño incluye cuatro medallones con ocho lóbulos entrelazados, y entre el cilindro y la tapa se pueden contar hasta 69 figuras humanas y animales.

La píxide es considerada una de las joyas del arte islámico y de los marfiles hispanomusulmanes.

Copa de jugadores de polo

La copa data del periodo islámico medieval, específicamente del siglo XII o XIII, y es un ejemplo de la gran habilidad artística y técnica alcanzado por los ceramistas de esa era. La pieza está elaborada con una técnica llamada lustre, que da al objeto un brillo metálico característico y permite la creación de imágenes detalladas y escenas dinámicas sobre la superficie cerámica.

Observamos en la copa a jugadores de polo montados a caballo, un tema que popular en el arte de la región, reflejando la importancia del polo como deporte de élite y pasatiempo aristocrático. Los jugadores están representados en plena acción, capturando el movimiento y la energía del juego con maestría.

León con cola articulada o León Monzón

Se trata de una escultura de bronce datada en el siglo XII o anterior, procedente de la España musulmana. Es sin duda una de las obras maestras más destacadas del Louvre.

Destaca por sus dimensiones, con una altura de 31,5 cm y una longitud de 54 cm, y su técnica de fabricación, que incluye el bronce moldeado y grabado con buril. Una de las características más notables de esta pieza es su cola articulada, lo que sugiere un alto nivel de habilidad artesanal y técnica en su creación​.

Visitar esta sección de arte islámico del Louvre es una inmersión en la rica diversidad y el lujo de las culturas islámicas. La colección cuenta con más de 3.000 piezas, incluyendo cerámicas relucientes, vasijas de metal con incrustaciones de oro y plata, marfiles tallados y miniaturas pintadas que capturan escenas cotidianas y paisajes de palacios. Además, las magníficas lámparas de cristal y los azulejos de cerámica transportan a los visitantes a las mezquitas de El Cairo y los monumentos de Estambul e Isfahán.

El nivel superior de la exhibición, con su estructura de cristal y metal, permite que las obras se iluminen con luz natural, mientras que el nivel inferior ofrece un ambiente misterioso y mágico, evocando la cueva de Alí Babá. Este viaje visual y cultural a través de Córdoba, El Cairo, Damasco, Bagdad, Estambul y más, convierte la visita al Louvre en una experiencia inolvidable y esencial para cualquier amante del arte y la historia.